La Playa del Silencio, ya su nombre es bonito y sugiere muchas cosas. Me podría sugerir un rincón, donde el tiempo se detiene, donde las palabras sobran y solo necesitas oír el mar. He estado muchas veces estando completamente solitaria la playa y no es un silencio vacío, sino lleno de espuma que roza las piedras y de gaviotas que vuelan rompiendo el aire y chillando haciéndose notar. Allí las olas no rugen, sino parece que murmuran. Es una lugar que grita belleza.
La Playa del silencio es un santuario, es un poema natural, cuando estás en su mirador es como si no pudieras creer que pueda ser real.