jueves, 1 de noviembre de 2012

Halloween no nos es tan lejano







Las criaturas que pueblan el folclore de los pueblos de las Islas Británicas viven, al igual que los seres de la mitología en un mundo inmanente y paralelo al de los hombres, y suelen manifestarse a éstos en ciertos lugares o en determinadas fechas. Tales lugares y momentos, ya se concreten en la fuente de la xana,  los castros; la noche de San Juan, la víspera del 1 noviembre o de Todos los Santos; constituyen puntos de conexión entre el mundo de los mortales y el mundo mitologico o de leyendas.

 Halloween es una festividad reciente en España conocida principalmente por las películas americanas; pero el culto a los muertos, el miedo que los temas de ultratumba y los ritos que con este motivo han ido surgiendo, se remontan en la historia de la humanidad a la prehistoria. 


El 1 de noviembre celebraban la fiesta de Samain, en la que se conmemoraba el comienzo del nuevo año después del verano, las fiestas duraban 3 días y comenzaban el 31 de octubre en cuya noche Halloween ("All hallow's eve" , palabras del inglés antiguo que significan "víspera de todos los santos"), antes de comenzar el nuevo año tenía lugar la conjunción entre el mundo de los vivos y el de los muertos. El día 1 de noviembre estaba dedicado a los héroes y el 2 a los muertos, con grandes manifestaciones rituales.



Con el fin de asimilar esta costumbre tan arraigada, la Iglesia católica en el año 835 trasladó la festividad de Todos los Santos que se celebraba en mayo al 1 de noviembre y el Día de Difuntos más tarde en el 988 se instauró en el 2 de noviembre, buscando un sincretismo entre la tradición pagana y el cristianismo. Fue costumbre durante muchos siglos, encender hogueras en las colinas para espantar al mal y se invocaba la protección de los antepasados, como espíritus amigos que podían proteger a sus descendientes. Todavía en tiempos de la Reina Victoria se encendía una gran hoguera en Balmoral.

En principio, los fantasmas como visión del difunto, no eran causa de miedo, sino de respeto porque proporcionaban la comunicación con el reino de la muerte.
Los celtas tenían costumbre de vaciar nabos y ponerles una vela dentro como representación de las cabezas cortadas a sus enemigos. Hay que recordar que las calabazas son originarias de Centroamérica siendo los emigrantes irlandeses los que llevaron allí la tradición; éstos pronto sustituyeron los nabos por calabazas, más fáciles de vaciar y más vistosas.

En algunas zonas españolas de fuerte influencia celta, como Asturias y Galicia, se conservaba esta tradición en el Día de los Difuntos.

En Galicia se unen dos tradiciones, la celta y la católica, por lo que en esta región de España es en la que más perdura la tradición en el recuerdo de los muertos y las ánimas del purgatorio, muy unidas al folklore local, así como las leyendas de aparecidos y fantasmas.

En Asturias están documentadas dos costumbres que solemos identificar con el Halloween americano: hacer farolas con calabazas en la noche de Todos los Santos y la de que los niños vayan pidiendo dulces o comida por las casas; la primera pervivió hasta los años 50 del siglo pasado y la segunda, fue prohibida por la Iglesia en el s.XVIII.