Cuando paseas por Asturias entre los árboles de sus bosques y miras hacia las cumbres de los Picos de Europa, ves una nube que acaricia sus cumbres y sus laderas que se visten de verde, ves las aldeas dispersas que parece que duermen con sus casas de piedra y tejados rojos. Lo riachuelos y arroyos avanzan con su aguas cristalinas entre arboles, arbustos y rocas que van formando pequeñas cascadas.
Si sigue paseando, cerca de los Picos, solo a unos kilómetros, el mar Cantábrico siempre agitado y majestuoso, si en ese momento te paras a ver las olas que pegan entre los acantilados, parece que los quiera escalar.
Cada rincón de Asturias guarda su propia melodía, aroma y paisaje. Además es una tierra que respira historia y su propia cultura.
En definitiva, pasear por Asturias es un viaje por su paisaje y además por el alma misma de su tierra.
Cuando paseas por Asturias eres testigo de su belleza, de su sencillez y de su paz que se siente en todos sus rincones.
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