lunes, 26 de agosto de 2013

El jardín de las lagrimas


Hace unos días estuve en el Jardín de las lagrimas (Coimbra)...Dejo aquí una historia muy romantica que creo que mitad es cierta y mitad leyenda.


Inés de Castro, hija ilegítima del noble Pedro Fernández de Castro. A los quince años abandona su tierra gallega para dirigirse a Portugal en calidad de dama de compañía de su prima Constanza, quien, después de haber rechazado varios matrimonios, accede a casarse con el infante don Pedro de Portugal.
El rey en Lisboa es Alfonso IV el Bravo, padre de Don Pedro, y cuenta la tradición que al llegar ambas a la corte, el infante se enamora perdidamente de una de las jóvenes. No precisamente de la que iba a ser su esposa, doña Constanza, sino de su prima y dama, Inés de Castro. El infante no quería casarse, una vez que su padre no le dejaba escoger a su futura compañera, pero la boda siguió adelante.


El rey Alfonso IV, molesto por el amor adúltero de su hijo con Inés, decide mandarla para el exilio. Se fue a Alburquerque, en Castilla y desde allí siguió enviando y recibiendo cartas de su amado. 

Un año después Constanza muere en el parto del infante Fernando y de esta forma Pedro se ve libre del matrimonio de conveniencia. Así logra traer de vuelta a su amada y la instala en un palacio próximo al monasterio de Santa Clara, para poder verla desde su cuarto.


Cuenta la leyenda que era la Quinta de las Lágrimas (así llamada por este suceso, y entonces finca de recreo de la familia real), donde Inés y Pedro se encontraban a escondidas alimentando su amor. De la fuente de los Amores parte una acequia hasta el palacio de Santa Clara, por la que Pedro enviaba misivas a su amada en barquitos de madera. 


De esta relación nacieron cuatro hijos. Alfonso  IV seguía oponiendose a este amor y quería que su heredero fuera su nieto Fernando, hijo de Pedro y Constanza, ante el temor que lo heredara alguno de los cuatro hijos de Inés, que consideraba bastardosm ella fue considerada una amenaza para el estado portugues. Entre tanto tres de sus consejeros (Pedro Coelho, Alvaro Gonçalves y Diego Lopes Pacheco) convencieron al rey en elegir la muerte de Inés como la única posibilidad para acabar con los riesgos políticos. Los tres caballeros leales al rey la degollaron sin piedad y enterraron su cuerpo en la iglesia de Santa Clara.

Pedro, que estaba ausente, al enterarse del triste fin de su amada entró en cólera y emprendió una lucha contra su padre provocando duros enfrentamientos. La reina madre, Doña Beatriz, tuvo que intervenir para que firmase un tratado de paz. Dos años más tarde, murió Alfonso IV y subió al trono Pedro quien en su primer acto como rey fue mandar buscar a los asesinos de Inés de Castro, refugiados en Castilla.

 Pedro confeso que había tenido una boda secreta con Inés por lo que se convertía en reina merecedora de todas las honras. Así mismo el cuerpo de su amada fue transferido solemnemente del convento de Coimbra al monasterio de Calcabaça, donde se enterraban a los monarcas portugueses.



  Pedro mandó construir para ella un mausoleo de piedra blanca en cuya tapa se representó la cabeza de Inés coronada con si hubiese sido reina.

Reza la leyenda que mandó también colocar el cuerpo de Inés en el trono, puso una corona en su cabeza y obligó a los nobles a besar la mano del cadáver. El rey Pedro I también mandó esculpir su tumba, en la que escenificó toda su vida, Al morir, le enterraron próximo a Inés. Sin embargo, en lugar de colocar las tumbas una al lado de la otra, quedaron una en frente de la otra para que el día de la resurrección se pudiesen levantar y caer en los brazos uno del otro.




lunes, 12 de agosto de 2013

Dinosaurios en Asturias

Delante del Museo del Jurasico (Muja), tenemos unos testimonios de los seres que habitaban hace miles de años en nuestra Asturias.








En el interior del museo tenemos fósiles provenientes de la costa asturiana. 





Las huellas de dinosaurio saurópodo más grandes del mundo hasta ahora descubiertas se encuentran en la playa de La Griega, próxima a la localidad de Colunga. Un recorrido de unos 600m por la playa de La Griega permiten al visitante encontrar estos espectaculares restos de unos seres enormes que habitaron la tierra hace millones de años.